El producto
El origen de Flor de Esgueva se remonta a hace más de 60 años,
cuando se puso en marcha una pequeña quesería para elaborar quesos curados, muy
artesanales y utilizando únicamente leche cruda de oveja recogida en Castilla y
León.
La planta de elaboración de Flor de Esgueva está ubicada en la
villa Vallisoletana de Peñafiel. De origen romano, está situada en el centro
de la Ribera del Duero y tiene una larga historia, como ponen de manifiesto sus
monumentos, entre los que destaca el Castillo, situado sobre una peña y
divisable desde toda la zona.
El hecho de utilizar leche cruda para su
elaboración permite obtener un queso “vivo”, que evoluciona constantemente, y
que presenta un sabor y una textura muy características.
Flor de Esgueva
se madura durante unos siete meses. Durante éste tiempo es volteado, cepillado y
aceitado manualmente, así como sometido a rigurosos controles de
calidad.
Con éstos meticulosos cuidados es como se elabora Flor de
Esgueva, un queso hecho como antaño, como aprendimos de los primeros maestros
queseros: con artesanía, con tiempo y con cariño.
El Consumo y conservación:
El queso hay que conservarlo en el frigorífico, a
una temperatura entre 4 y 8 grados. También hay otras formas de conservación
como sumergiéndole en aceite, o de forma natural en fresqueras ó cavas
naturales Para degustar Flor de Esgueva correctamente, hay que retirarlo del
frigorífico y de su envoltorio 15 minutos antes de consumirlo.
Si se
degusta junto a otros quesos, se comenzará con los más jóvenes y cremosos, para
posteriormente pasar a los de mayor intensidad de sabor y edad.
Un queso
de pasta curada como Flor de Esgueva es perfecto para degustar junto con un buen
vino, maridaje que es sin duda uno de los placeres de la gastronomía española
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